Las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos, aquellas cualidades, capacidades, modos de sentir o de pensar que nos atribuimos, conforman nuestra “auto-imagen”. La “autoestima” es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida.
Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no. Esta auto-valoración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la vida. De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que la vida plantea. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen auto limitarse y fracasar.
Las personas somos complejas y muy difíciles de definir en pocas palabras. Como existen tantos matices a tener en cuenta es importante no hacer generalizaciones a partir de uno o dos aspectos.
La baja autoestima conlleva una percepción negativa sobre uno mismo, y es un factor que nos puede limitar mucho en nuestra vida diaria. Lo cierto es que, en muchas ocasiones, los pacientes no saben identificar que sufren una autoestima baja. ¿Por qué?
Porque la baja autoestima conlleva a otro tipo de problemas que son la supuesta causa por la que acuden al psicólogo, problemas como síntomas de ansiedad, de depresión, problemas de conducta, estrés, adicciones, etc. Es fácil aumentar la autoestima, solo hay que ponerle un poco de empeño.
¿Cómo se forma la autoestima?
El concepto de uno mismo va desarrollándose poco a poco a lo largo de la vida, cada etapa aporta en mayor o menor grado, experiencias y sentimientos, que darán como resultado una sensación general de valía e incapacidad.
En la infancia descubrimos que somos niños o niñas, que tenemos manos, piernas, cabeza y otras partes de nuestro cuerpo. También descubrimos que somos seres distintos de los demás y que hay personas que nos aceptan y personas que nos rechazan. A partir de esas experiencias tempranas de aceptación y rechazo de los demás es cuando comenzamos a generar una idea sobre lo que valemos y por lo que valemos o dejamos de valer.
Durante la adolescencia, una de las fases más críticas en el desarrollo de la autoestima, el joven necesita forjarse una identidad firme y conocer a fondo sus posibilidades como individuo; también precisa apoyo social por parte de otros cuyos valores coincidan con los propios, así como hacerse valioso para avanzar con confianza hacia el futuro. Es la época en la que el muchacho pasa de la dependencia de las personas a las que ama (la familia) a la independencia, a confiar en sus propios recursos. Si durante la infancia ha desarrollado una fuerte autoestima, le será relativamente fácil superar la crisis y alcanzar la madurez. Si se siente poco valioso corre el peligro de buscar la seguridad que le falta por caminos aparentemente fáciles y gratificantes, pero a la larga destructivos como la drogadicción.
¿Cómo puedo aumentar mi autoestima?
Esa parte de tu personalidad con la que afloran tus sentimientos hacia ti mismo requiere el mismo cuidado que todo tu ser. Sin embargo, algunas veces no nos damos cuenta de todo lo bueno que tenemos, pues nos bloquean nuestros complejos, los sentimientos de culpa y los pensamientos negativos hacia todo lo que somos, hacemos o dejamos de hacer. Aumentar la autoestima es vital para que nos sintamos bien con nosotros mismos.
La baja autoestima está relacionada con una distorsión del pensamiento (forma inadecuada de pensar). Las personas con baja autoestima tienen una visión muy distorsionada de lo que son realmente; al mismo tiempo, estas personas mantienen unas exigencias extraordinariamente perfeccionistas sobre lo que deberían ser o lograr.
Muchas personas se preguntan si hay alguna manera de mejorar su propia autoestima. Debemos tomar conciencia de que solo cada persona puede mejorar en este sentido a base de constancia y siguiendo algunos consejos.
1. Encuentra la raíz de tu falta de autoestima
Es posible que hayas tenido una niñez compleja, en la que sentías que todos elogiaban a los demás niños, mientras nadie prestaba atención a tus logros. Es necesario encontrar el fondo de nuestros sentimientos negativos. Casi todos tenemos algún aspecto de nuestra personalidad que no nos gusta. Pero eso no significa que debas enfocarte únicamente en ello, pues eso solo te hará sentir mal. Mejor trata de analizar de qué manera esos pensamientos se relacionan con la forma como ahora te sientes. Analizar esos pensamientos en su justa medida te ayudará a elevar tu autoestima.
2. No te ancles en el pasado
Si tienes algo que te avergüenza de tu pasado, déjalo ir. En la vida todos cometemos errores. Si ya recapacitaste al respecto y la parte afectada te ha perdonado, no insistas en torturar tu autoestima pensando que eres la persona más mala del mundo. Si insistes en poner el dedo en la llaga, no harás más que subestimarte a ti mismo.
3. Aceptarnos a nosotros mismos y perdonarnos
Es fundamental que siempre nos aceptemos. Debemos aceptar que, con nuestras cualidades y defectos, somos, ante todo, personas importantes y valiosas. Escribe una carta en la que describas todo aquello que no te gusta de ti, y todo aquello de lo que te sientes culpable. No te dejes nada. Léela con atención y valora lo que puedes mejorar. Despídete de esa carta y pártela en mil pedazos. A partir de ese momento empieza de cero, con todo lo que has aprendido pero dejando atrás la culpabilidad. Aún estás a tiempo de hacer borrón y cuenta nueva.
4. Confiar en nosotros mismos
Confiar en nosotros mismos, en nuestras capacidades y en nuestras opiniones. Actuar siempre de acuerdo a lo que pensamos y sentimos, sin preocuparse excesivamente por la aprobación de los demás.
5. Date el valor que mereces
Esto tiene que ver con la manera en que te percibes a ti mismo. Obsérvate frente a un espejo y enumera las cualidades que percibes.
A veces ayuda anotar los defectos que encuentras en tu persona. Al leerlos uno por uno puedes analizar si realmente se trata de un defecto, un error, o algo a cambiar. en algunos casos, lo que consideras negativo en ti mismo es percibido como una virtud por quienes te rodean.
En todo caso, tú eres quien tiene la última palabra; solo tú puedes saber si un aspecto de tu personalidad te hace feliz o no. No obstante, al realizar este análisis evita caer en los extremos de la justificación o de la crítica despiadada; ambas actitudes son igualmente perjudiciales.
Haz críticas constructivas acerca de ti mismo. Que todo lo que te digas sirva para mejorar, no para estancarse y culpabilizarte. Asimismo, aprende a encajar las críticas de forma que no te afecten.
6. No te compares con los demás
Todas las personas somos diferentes; todos tenemos cualidades positivas y negativas. Aunque nos veamos “peores” que otros en algunas cuestiones, seguramente seremos “mejores” en otras; por tanto, no tiene sentido que nos comparemos ni que, nos sintamos “inferiores” a otras personas.
Cada persona tiene sus propias cualidades. No te preocupes por esos atributos que quisieras tener. Mejor piensa en lo afortunado que eres de tener a tus seres queridos y a tus amistades. Valora que tienes salud, que tus facultades mentales te hacen una persona inteligente. Recuerda las buenas oportunidades que te ofrece tu trabajo, lo que aportas a los demás.
Probablemente haya muchos que envidiarían todo eso que tú tienes hoy y que quizás no valoras lo suficiente.
7. Rememora tus éxitos y buenos atributos
Encuentra todas tus buenas cualidades y recuerda los éxitos que has logrado en tu vida, por pequeños que a ti te parezcan. Tener presentes esos buenos pensamientos te ayudará a valorar tu persona y elevar tu autoestima. , debemos acostumbrarnos a observar las características buenas que tenemos. Todos tenemos algo bueno de lo cual podemos sentirnos orgullosos; debemos apreciarlo y tenerlo en cuenta cuando nos evaluemos a nosotros mismos.
8. Elaborar proyectos de superación personal
Una parte importante de nuestra autoestima viene determinada por el balance entre nuestros éxitos y fracasos. En concreto, lograr lo que deseamos y ver satisfechas nuestras necesidades proporciona emociones positivas e incrementa la autoestima.
9. Esforzarnos para mejorar
Una buena forma de mejorar la autoestima es tratar de superarnos en aquellos aspectos de nosotros mismos con los que no estemos satisfechos, cambiar esos aspectos que deseamos mejorar. Para ello es útil que identifiquemos qué es lo que nos gustaría cambiar de nosotros mismos o qué nos gustaría lograr, luego debemos establecer metas a conseguir y esforzarnos
No olvides la importancia que tiene cuidarte y quererte a ti mismo. Trátate con cariño y respeto, siempre. Eres lo mejor que te ha pasado, así que demuéstratelo. Tienes derecho a ser feliz.