¿Qué hacer ante trastornos de angustia?
Métodos de tratamiento.
En los casos en que no existe una enfermedad subyacente, se combina el tratamiento farmacológico con la psicoterapia. Existen varios medicamentos que se emplean también para la depresión y que han demostrado su eficacia en el trastorno de angustia.
Respecto a la psicoterapia, enfoques como la terapia cognitivo conductual (TCC), pueden servirnos de ayuda, tanto en los ataques de pánico como en los trastornos de ansiedad generalizada.
Objetivos a trabajar en psicoterapia
Los principales son:
- Aprender: su finalidad es que el paciente conozca la enfermedad y sea capaz reconocer los síntomas y su tratamiento.
- Monitorización: mediante un diario el paciente registra las crisis de angustia y las situaciones que provocan ansiedad.
- Respiración: aprender técnicas de relajación mediante el control de la respiración para los momentos de las crisis de angustia.
- Replanteamiento de los pensamientos: el paciente aprende a cambiar su visión catastrófica de los síntomas físicos.
- Exposición: el paciente se expone progresivamente a las situaciones que le producen miedo.
Es fundamental en el tratamiento:
- Capacitar a la persona en la observación, el entendimiento y el control de sus sensaciones físicas
- Facilitarles herramientas para que sean conscientes de esos pensamientos implicados en los episodios de angustia intensa.
Proceso terapéutico en el tratamiento psicológico
Parte del tratamiento psicológico irá dirigido a nivel cognitivo a los pensamientos y creencias irracionales. Se hace necesario modificar nuestras interpretaciones catastrofistas sobre las sensaciones fisiológicas de ansiedad. De esta manera que cuando pensemos que lo peor nos va a ocurrir, reflexionemos y racionalicemos y podamos concluir que son simplemente sensaciones de nerviosismo y que esto nunca nos hará daño. Es desagradable, pero pasará si no le doy mayor relevancia.
El miedo no nos puede paralizar. Hemos de ser valientes y afrontar de nuevo aquellas situaciones que nos aterran. Muchas personas consiguen “superarlas” con algunos “trucos” como llevar un móvil, un ansiolítico, ir acompañado siempre, etc. Estos trucos se denominan en psicología conductas de seguridad y no hacen ningún bien al paciente, si no que provocan que el problema se mantenga
La persona ha de ir eliminando poco a poco esta búsqueda de seguridad e ir exponiéndose a las sensaciones de ansiedad, sentirla sin más, hasta habituarse. Es cierto que se pasa mal, y uno quiere huir, pero mantenerse el suficiente tiempo en la situación sin evitar la ansiedad es la clave para que esta se esfume. Es mirarla a los ojos y saber que puedes controlarla y no al revés.
Además, de esta manera, te darás cuenta que todo aquello que temías que iba a ocurrir, en realidad no ocurre: no te vas a morir, no te va a dar un infarto, ni tampoco te estás volviendo loco, ni estás enfermo. Si no te enfrentas, nunca podrás darte cuenta de esta realidad y seguirás fiel a tus creencias derrotistas.
Claves para afrontar una crisis de angustia
- Cuanto más nervioso(a) te percibas, más nerviosismo generarás hacia el estrés.
- Lo que se experimenta es simplemente desagradable, no tiene daño o peligro inminente alguno. Lo importante es que te convenzas de que nada peligroso puede suceder, de lo contrario, se estaría alimentando ese círculo vicioso de pensamientos negativos.
- No pienses prematuramente en las consecuencias. Un pensamiento positivo sobre el futuro te ayudará a tranquilizarte.
- Lo principal es tratar de luchar contra el miedo, evitarlo no puede ser una alternativa. Considera lo que te está pasando como una situación para fortalecerte.
- Acepta todas las sensaciones que estás experimentando e intenta controlarlas.
- A medida que te vayas sintiendo mejor, haz planes para realizar posteriormente. Pensar en una actividad que te resulte placentera te ayudará a calmarte más rápido.
- En cuanto te sientas listo(a) para continuar con la actividad que estabas realizando, tómate tu tiempo y retómala sin apresurarte.
Todo ello no es un proceso corto ni fácil, aunque existen técnicas psicológicas muy efectivas, es importante también el apoyo de la familia y los amigos.
No es una tarea imposible. Lo que se requiere es mucha paciencia, un gran compromiso con el cambio futuro, tiempo y la ayuda de un profesional.
Una terapia adecuada va a devolverte la calidad de vida que has perdido. Lo mejor que puedes hacer es ponerte en manos de algún especialista cualificado en el que confíes. Será él quién analice tu caso de manera personalizada y diseñe la mejor terapia para lo que te ocurre.